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sábado, 20 de junio de 2009

DRAMA
INGLATERRA
Titulo Original: The Remains of the Day
Director: James Ivory
Editor: Andrew Marcus
Escritores: Kazuo Ishiguro (Novela) Ruth Prawer Jhabvala
Cinematografía: Tony Pierce-Roberts
Música: Richard Robbins
Elenco: Anthony Hopkins, Emma Thompson, James Fox, Christopher Reeve, Tim Pigott-Smith

Al inicio de Lo Que Queda del Día el señor Lewis (Christopher Reeve) alienta a Stevens (Anthony Hopkins) a que “salga y vea el mundo”. Stevens lleva mas de 30 años como mayordomo en esa casa. Siempre como un espectador impávido cuyo único deber “es servir y no, asentir o no asentir”

La película esta contada como flashback; en la actualidad Stevens tiene problemas con el numero de sirvientes en la casa y viaja en busca de la señora Kenton (Emma Thompson) la ama de llaves mas extraordinaria con la cual haya tenido el placer de trabajar. A partir de ahí regresamos a los años en los que se conocieron y en los que asuntos políticos importantes se llevaron a cabo en la casa. Esto fue en los años 30’s y continuó hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Stevens es un hombre emocionalmente aislado y tal ves inmaduro. Cuando la señora Kenton se acerca para demostrarle su afecto Stevens se encorva como un niño pequeño que se siente amenazado y se aferra a su libro. Sus ojos expresan miedo ante el anhelo que, a través de los años, a entrenado para desaparecer. Su trabajo es el motivo de su existencia; la educación y la formalidad de su profesión son el mecanismo que le permite defenderse de su consciencia y sus emociones. En cada momento en el que Stevens intenta abrir su corazón rápidamente contesta o asiente con explicaciones relacionadas con su deber. Una de ellas es “un hombre no puede ser feliz hasta que no haya hecho todo lo posible por servir a su patrón”. Estos hombres no viven de ningún modo para ellos mismos. Cuando el ya mayor padre de Stevens se cae, su única preocupación es la platería que traía en una charola. Cuando su corazón falla, se aferra al carrito donde trae su trapeador, su escoba y su plumero. Cuando muere, Stevens no puede reaccionar por su deber pero, ¿No lo hace porque esta atendiendo a invitados o porque simple y sencillamente ya no puede hacerlo?


Esta es una película serena que fluye con tal naturalidad de evento a evento que al final, sentimos que hemos vivido en esa casa; entre sus entornos bellos y austeros por los cuales Stevens deambula siempre en el cumplimiento de su deber. Los invitados lo humillan, lo admiran, lo alientan a que de su opinión y a que realice cosas que no entiende del todo. No importa. Si es la voluntad de su patrón Stevens lo hará con la mayor efectividad posible.


La señora Kenton no es así. Entiende su profesión y esta orgullosa de su deber pero no puede callar sus opiniones, aunque por supuesto sabe en que momento expresarlos; es una mujer admirable. Sus sentimientos por Stevens se derivan de su respeto y de su lastima.

Emma Thompson y Anthony Hopkins hacen cosas extraordinarias con sus personajes y este es, sin duda, la mejor actuación de Hopkins. La delicadeza y torpeza de sus movimientos, su perpetua expresión melancólica, su suave voz con la que parece que habla en susurros toda la película convierten a Stevens en una de las grandes figuras trágicas del cine. Thompson tiene la habilidad de mostrar el contraste de su personaje en comparación con Stevens de forma elegante y sutil; y aun así su personaje muestra una fuerza que para Stevens debe ser envidiable y admirable. Y lo es, pues, muy a su modo, hay un momento en que expresa su amor por ella.

¿Y al final que es lo que queda? Después de mucho tiempo y eventos, personas que vinieron y fueron, Stevens continua en el mismo lugar. Lo Que Queda del Día es un poema dedicado a la vida de un hombre, a la mujer que cambia su percepción y a la obsesión del deber. Es un filme trágico, hermoso, emotivo, delicado e impactante. A Stevens nunca se le olvidará.



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